¿Bebes
sólo para quitarte la sed? Necesitas saber que existe una manera muy sencilla y
eficaz de convertir el agua que bebes en un fuerte antioxidante.
Si eres
de aquellos que todavía piensan que la mejor agua que puedes beber es la de una
buena marca que te venden en el supermercado en botella o garrafa de plástico,
te interesa leer este artículo.
El agua
sigue siendo el elemento más sorprendente de la naturaleza y a pesar de lo que
podamos pensar o conocer, sigue siendo un misterio en cuanto a sus propiedades
y los beneficios que puede aportar a nuestro organismo, cuanto más se investiga
sobre ella más se sorprenden los investigadores.
Sabemos
que el agua es un elemento imprescindible en nuestras vidas
por múltiples motivos:
- Podemos pasar
mucho tiempo sin comer pero muy poco sin beber.
- Dependiendo de
múltiples factores, entre el 65% y el 85% de nuestro cuerpo es agua.
- Cada 2 semanas
reemplazamos toda el agua de nuestro cuerpo
- El agua es
nuestro mar interior en el que se producen la mayor parte de las
reacciones bioquímicas.
- Es el principal componente de nuestra sangre. Es el medio y el vehículo por el que circulan los nutrientes y los deshechos de nuestras células.
Por
ello debemos cuidar de nuestro mar interior, y prestar mucha más atención a las
propiedades de los líquidos que ingerimos: debemos beber agua saludable.
El agua
del grifo puede tener mejor o peor sabor, puede variar por su grado de dureza,
y contener cierta cantidad de sustancias no deseables. Y es muy sencillo
mejorarla, partiendo de una correcta filtración mediante un
equipo de osmosis inversa de calidad, y continuando por la vitalización,
alcalinización e hidrogenación de la misma, convirtiéndola en un agua
con unas propiedades muy interesantes, entre las que destacaríamos su
potente poder antioxidante.
Y para
comprender mejor cuales son los beneficios que nos puede ofrecer un agua
hidrogenada antioxidante, primero debemos conocer qué son y cómo actúan
los radicales libres en nuestro cuerpo.
Los
radicales libres son moléculas inestables que roban electrones de otras
moléculas dentro de las células causando un daño celular.
Por lo
general, debido a nuestro estilo de vida actual y a nuestro entorno
(contaminación ambiental, radiación, rayos UV, campos electromagnéticos, falta
de sueño, drogas, alcohol, tabaco, exceso de medicación, estrés, ….), solemos
producir una excesiva cantidad de radicales libres. Los radicales libres son
necesarios, pero una cantidad excesiva de ellos nos oxida de forma desmesurada,
causando daños irreversibles, dado que tienen una enorme incidencia sobre
el envejecimiento y se les atribuye el papel de ser el origen
de multitud de enfermedades.
Por lo
tanto, debemos evitar todo aquello que favorezca su proliferación, y con ello
prevenir que se produzca una excesiva oxidación celular. Para
conseguirlo, debemos complementar nuestra dieta con antioxidantes. El hidrógeno,
como veremos en detalle a continuación, es el antioxidante más efectivo que
conocemos.
En el
año 2007 Shigeo Ohta, miembro del Departamento de Bioquímica y
Biología Celular del Institute of Development and Aging Sciences de Kanagawa
(Japón) publicó, en la prestigiosa revista Science, un
trabajo donde explicaba cómo el hidrógeno actúa terapéuticamente como antioxidante
mediante la reducción selectiva de radicales de oxígeno citotóxicos.
Albert
Szent-Gyorgyi (Premio Nobel y descubridor de la vitamina C) también
descubrió el hidrógeno ‘activo’, al que le atribuyó las siguientes propiedades:
“Es
el combustible por excelencia, y el mensajero químico más
importante de cualquier célula viva”. “Enlazar el hidrógeno con una molécula
significa darle energía”. “El electrón adicional es cedido a los
radicales libres haciéndolos inofensivos”.
Se ha
estudiado el potencial terapéutico del hidrógeno molecular en más de 170
enfermedades en humanos y animales, y prácticamente en cualquier órgano del ser
humano. Sus propiedades terapéuticas ya han sido objeto de estudio en cientos
de trabajos de investigación (muchos de ellos se pueden encontrar en (www.molecularhydrogenstudies.com).
Entre sus propiedades fundamentales cabría destacar las
siguientes:
- No solamente
actúa como antioxidante sino también como antiinflamatorio y antialérgico.
- Protege el ADN y
los telómeros, que están asociados a nuestra longevidad.
- No interfiere en
las reacciones redox del metabolismo ni en la señalización celular.
- Contribuye a
equilibrar la relación ácido-base del cuerpo.
- Mejora la
condición de la piel.
- Contribuye a
controlar los niveles elevados de colesterol “malo” y triglicéridos.
- Aumenta la
energía, la claridad mental y la atención.
- Mejora el
metabolismo y ayuda a mantener el movimiento de los intestinos.
- Mejora el
rendimiento deportivo. Es el mejor combustible para nuestras células. Las
mitocondrias (los motores de nuestras células) lo emplean para producir la
energía (ATP).
- Alivia el dolor
muscular y articular. Acorta el tiempo de recuperación.
- Puede ayudar a
mejorar la circulación sanguínea y a regular la tensión arterial.
Comparado
con otros antioxidantes, sabemos que el hidrógeno es la molécula más
pequeña que existe, y por ello es el único antioxidante capaz de atravesar
con tremenda facilidad los vasos sanguíneos, las paredes de las células hasta
llegar al núcleo, e incluso la barrera hematoencefálica y llegar al cerebro.
Por este último motivo, también se le suele denominar el antioxidante cerebral.
Además
podríamos destacar las siguientes ventajas adicionales del hidrógeno:
- Actúa
selectivamente frente a los radicales libres.
- No se convierte
en radical libre tras donar el electrón.
- No presenta una
capacidad antioxidante excesiva que pudiera interferir en la señalización
celular o la regulación genética.
- No tiene efectos
secundarios a altas dosis.
Existen
diferentes opciones para aportar hidrógeno a nuestro cuerpo, pero la más fácil,
práctica y económica para el uso doméstico es bebiendo agua hidrogenada.
El agua
enriquecida con hidrógeno por medio de electrólisis es un potente antioxidante,
dado que presenta un potencial redox muy negativo, y está cargada de hidrógeno
activo.
Al
norte de la India, en las estribaciones de los montes Himalaya, reside la
mítica tribu de los Hunza. Poco se oye hablar de ellos, pero un
pueblo increíblemente saludable y longevo, pues atesoran un promedio de vida de
100 años (muchos alcanzan a vivir hasta los 130 años).
Entre
los factores más importantes a los que se les atribuye el que gocen de tan
buena salud y longevidad, se encuentra sin duda la peculiar agua que beben. Se
trata de agua de glaciar de las montañas de Hunza. El Dr. Henri Coanda,
científico ganador del Premio Nobel, tras estudiar el agua del valle Hunza,
descubrió que tenía una viscosidad diferente, con un pH alcalino, altos niveles
de hidrógeno activo, potencial redox negativo y un contenido elevado de mineral
coloidal.
Durante
más de medio siglo, los japoneses y coreanos han trabajado arduamente en el
desarrollo de tecnologías que, por medio sistemas avanzados de electrólisis,
consiguiendo obtener probablemente el agua más saludable que el ser humano
pueda tomar con las siguientes características (muy similar a la de los
glaciares de Hunza):
- Elevado
contenido de hidrógeno activo disuelto.
- Potencial de
oxidación reducción (redox) muy negativo.
- Estructura
molecular pequeña y hexagonal (la mejor y más natural) que le confiere una
viscosidad diferente.
- pH alcalino
En
países como Japón y Corea del Sur, donde nos
llevan años de ventaja en este campo, podemos encontrar cada vez más soluciones
diferentes que apuestan por enriquecer el agua con hidrógeno. Desde hace un
tiempo, en estos países, incluso, podemos encontrar agua
hidrogenada envasada en lineales de supermercado o máquinas expendedoras.
Aunque el volumen de venta de este tipo de agua se está contrayendo como
consecuencia del desarrollo de soluciones domésticas capaces producir agua
con un elevado contenido de hidrógeno por medio de la electrólisis,
de una manera higiénica, fácil y rápida: los hidrogenadores de
agua.
No
debemos confundir los hidrogenadores de agua con los ionizadores
de agua, puesto que mientras que los primeros cuentan con un sistema
único de electrólisis y membrana de separación de gases, capaces de producir un
elevado contenido de hidrógeno disuelto sin apenas variar el pH del agua, los
ionizadores únicamente son capaces de producir una pequeña cantidad de
hidrógeno elevando el pH, y sólo obtienen un contenido aceptable de hidrógeno
cuando aumentan el pH del agua por encima de 9,5 (la cual se desaconseja para
el consumo y suele tener un sabor desagradable). Además, el contenido de
hidrógeno siempre debe medirse con un líquido reactivo específico para tal fin
o con un dispositivo medidor de hidrógeno en ppb (partes por billón), no con un
medidor de ORP o Potencial Redox, que viene siendo la práctica habitual, y
cuyos valores de ORP pueden ser muy negativos por el simple hecho de haber
elevado el pH del agua, sin que ello signifique que esta contenga una elevada
cantidad de hidrógeno.
Los
hidrogenadores de agua pueden, perfectamente, enriquecer con un alto contenido
de hidrógeno agua de mineralización muy débil (p. ej. agua osmotizada) e
incluso agua destilada, dado que no necesitan los minerales o electrolitos del
agua para el proceso de hidrogenación. Su membrana separa el gas hidrógeno del
resto de gases. Sin embargo la membrana de un ionizador separa fundamentalmente
minerales o electrolitos (ácidos y alcalinos) proporcionando así varios tipos
de agua de diferente pH. Por ello los ionizadores requieren que el agua
contenga cierta cantidad de minerales disueltos.
Antes
de comprar este tipo de tecnologías para uso domestico o personal, hemos de
asegurarnos de que realmente se trate de un hidrogenador de agua, saber cuál es
su calidad y país de fabricación (tanto Corea como Japón cuentan con amplia
experiencia desarrollando y fabricando este tipo de tecnologías), el tiempo que
requiere para hidrogenar el agua (los más avanzados la hidrogenan en tiempo
real, con tan solo pulsar un botón), que cuente con una membrana de intercambio
de protones (PEM en inglés) de calidad, que separe correctamente los gases, y
que cuente con un buen servicio técnico en nuestro país. Por lo tanto, dado que
vamos a emplear estos dispositivos para tratar el agua que posteriormente vamos
a beber, será muy aconsejable huir de los equipos baratos y/o de procedencia
dudosa.
Por
último, y no por ello menos importante, recordar cualquier proceso de
vitalización, alcalinización e hidrogenación sólo tiene sentido realizarlo con
agua correctamente filtrada, es decir, que primero eliminamos todo lo que pueda
contener el agua que pueda perjudicarnos, para luego aportarle todo lo que
puede aportarle propiedades beneficiosas. Y en este sentido, debemos tener en
cuenta que, en aquellas zonas donde contemos con un elevado contenido de cal en
el agua (agua dura o muy dura), deberemos contar con un equipo de
descalcificación y/o de osmosis inversa para conseguir una reducción
considerable de su dureza, y la eliminación de la mayor parte de las sustancias
nocivas que pueda contener el agua de la red antes de que esta pase al
hidrogenador.
Francisco
Oliver
www.hidrolux.com
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Carlos Domínguez Siemens
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